Ataque cardiovascular sin factores de riesgo
Buenos días lectores de Tratamientoictus.com
Hoy vamos a compartir una noticia de Lasprovincias.es sobre los infartos en personas sin factores de riesgo.
«Fumar o el sedentarismo son factores de riesgo para la enfermedad cardiaca, pero un 50 % de las personas que sufren infarto o ictus cerebral no los tienen, por lo que hay que buscar en la genética. Ahora, un estudio prueba el vínculo entre mutaciones no heredadas en células sanguíneas y la aterosclerosis.
Los resultados se publican en la revista Science, en un artículo liderado por el español José Javier Fuster y el profesor Kenneth Walsh, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston (EEUU).
Han participado también María Ángeles Zuriaga (del mismo centro estadounidense), Vicente Andrés y Cristina Rius, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC), entre otros.
El estudio, realizado en ratones, abre la vía a futuros tratamientos preventivos para la aterosclerosis en determinados individuos, una enfermedad caracterizada por la formación de placas de ateroma -compuesta por grasas, colesterol o calcio- dentro de las arterias.
Con el tiempo la placa se endurece y estrecha las arterias, lo que limita el flujo de sangre rica en oxígeno, y esto puede causar ataque cardíaco o accidentes cerebrovasculares.
A lo largo de la vida, nuestras células sufren daños que en parte afectan al ADN y se van produciendo mutaciones en los genes, explica a Efe el investigador Vicente Andrés, del CNIC, quien señala que algunas de estas se reparan y otras no, las cuales vamos acumulando.
Estas mutaciones se llaman somáticas y son espontáneas, no heredadas (el envejecimiento está relacionado con una mayor frecuencia de este tipo de mutaciones en células hematopoyéticas, que se encuentran en la sangre periférica y en la médula ósea).
La comunidad científica ya ha demostrado la vinculación entre esta acumulación de mutaciones somáticas y un mayor riego a padecer algunos cánceres hematopoyéticos, como leucemias, y estudios recientes en humanos sugieren que también podría haber relación con el infarto de miocardio o ictus cerebral.»