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Prevención del Ictus

Hoy compartimos una noticia de am.com sobre la prevención del Ictus:

En la actualidad, un problema grave que se está presentando de manera constante es el famoso ICTUS, otros nombres son: trombosis cerebral, apoplejías, hemorragia cerebral, embolias

Es muy común por causas como la edad, por ejemplo, ser hipertensos, diabéticos, obesos, fumadores, sedentarismo, estrés, no descanso, exceso de trabajo, contaminación, esfuerzos físicos intensos y constantes, pero sobretodo, en personas que manejan niveles elevados de colesterol, trigliceridos, azúcar, ácido úrico en sangre que van a provocar, en primer lugar, la formación de una placa dentro de la arteria y, posteriormente, su endurecimiento, que lleva el riesgo de que se desprenda una parte de esta placa y obstruya una parte del cerebro, lesionándolo, dejándolo sin oxígeno y sin nutrientes, provocando lesiones que pueden ser permanentes.

Muchos de ustedes han sabido de alguien a quien le dio una parálisis, que puede ser de una parte del cuerpo (monoplejía), la mitad del cuerpo (hemiplejía) o de todo el cuerpo (paraplejía). Estos tienen varios motivos, como son disminución de la fuerza con menos sensibilidad de la misma (hipoestesia), entumecimiento con hormigueo de una parte del cuerpo (parestesias) y puede estar acompañado de dolores de cabeza moderados a intensos, cara de máscara, es decir, sin expresión (afasia), dificultad para hablar (disertaría), se confunden las palabras e, incluso, puede decir unas palabras por otras, son incoherentes, pueden tener trastornos de la visión, ver doble o perderla totalmente; también presentan dificultad para caminar (ataxia), trastornos del equilibrio, vértigo y puede llegar a complicarse con crisis convulsivas (ataques).

El diagnóstico generalmente se hace por lo intenso de los síntomas, se realizan estudios como resonancias magnéticas o tomografías computarizadas, para ver dónde es el problema.

Medidas para evitarlo:

Vigilar por lo menos cada tres meses los niveles que tengamos de presión arterial, en caso de que ésta se suba o que esté descontrolada acudir al médico.

Mantener el peso adecuado, eliminando sal, carnes rojas, harinas blancas, «alimento chatarra»; ya sabemos lo que sube de peso.

Caminar por lo menos 30 minutos diarios.

Dormir por lo menos ocho horas.

Aplicar cataplasma de barro en cabeza, barro amasado con té de árnica y dejarlo por 20 minutos cada tercer día, dos meses.

Cuidado con la automedicación, sobre todo, si tenemos antecedentes de presión alta o enfermedades vasculares cerebrales.

Eliminar la sal, azúcar, alcohol, café y cigarro, pues complican los padecimientos.

Es muy importante estar atento a los síntomas y en cuanto se presenten acudir con nuestro médico, en este tipo de padecimientos, el diagnóstico temprano evita que el problema sea mayor y sobre todo las complicaciones y ayuda a que tengamos los cuidados adecuados.

Disfrutar de la vida es muy importante, pensando que cada problema que tengamos tiene siempre una solución. Hasta la próxima.

Recurrir a la dieta mediterránea y darse un baño de rodillas hacia abajo en agua fría durante cinco minutos, dos veces al día, son algunas de las recomendaciones.
Prevenir con bebidas

Infusión

Una cucharada de cola de caballo

Una cucharada de pasiflora

Una cucharada de gincobiloba

Una cucharada de laurel

Dos litros de agua

Hervir 4 minutos, colar. Tomar como agua de tiempo durante un mes.
Jugo

Medio vaso de jugo de toronja

Media rebanada de piña natural

Cinco gotas de limón

Una gota de jugo de ajo

Licuar y tomar cada tercer día durante un mes.

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Ejercicio físico para prevenir el Ictus

Hoy compartimos una noticia del blog Cosas del Cerebro del diario ABC sobre el ejercicio físico y sus efectos en la hipertensión y los factores de riesgo del Ictus. A continuación podéis leer el artículo completo. Recomendamos leerlo también en la web donde ha sido publicada la noticia

«La hipertensión arterial es el principal factor de riesgo del accidente cerebrovascular, más comúnmente conocido como ictus. Y el ejercicio tiene un papel muy importante para devolver la presión sanguínea a sus valores normales. Sin embargo, son pocos los médicos que aconsejan a sus pacientes practicar actividad física de forma regular como parte integral de tratamiento de la hipertensión.

La mayoría de las veces la hipertensión se puede controlar con fármacos y cambios y en estilo de vida, que incluyen, mantener un peso saluble, una alimentación cardiosaludable rica en potasio y fibra, dejar de fumar, moderar el consumo de alcohol y sal, evitar las situaciones de estrés o aprender a manejarlo de forma efectiva (incluyendo la práctica de técnicas de relajación, meditación o yoga). El ejercicio, como cambio en el estilo de vida, sirve para mantener un peso saludable además de ayudar a combatir el estrés.

Un comentario publicado en “Journal of human hipertensión”, destaca un estudio sobre de la Universidad de Michigan en el que se preguntó a casi medio millón de hipertensos si su médico o el personal de enfermería les habían aconsejado practicar ejercicio como una forma efectiva de reducir la hipertensión y, en caso afirmativo, si habían seguido el consejo. Inexplicablemente el 20%, uno de cada cinco, no habían sido informado del beneficio del ejercicio para combatir la presión sanguínea elevada, ni se lo habían recomendado.

Entre los que sí habían recibido como parte de su tratamiento el consejo de hacer ejercicio, la probabilidad de que lo siguieran como parte de su terapia era del doble. Solo el 14,8 % de los encuestados hipertensos a los que se prescribió la actividad física hacían tanto ejercicios aeróbicos como de resistencia. Un tercio hacían ejercicio aeróbico solamente, y un 7,2 % sólo ejercicio de resistencia.

“Estos resultados exigen un examen de si asesoramos a nuestros pacientes adecuadamente y si ellos escuchan nuestros consejos”, señala la revista. Como aspecto a destacar del estudio, que se basa en una importante encuesta a nivel nacional realizada en Estados Unidos, hay que citar que han investigado el papel del ejercicio de resistencia en la hipertensión, que ha recibido relativamente poca atención en comparación con el ejercicio aeróbico.

Sin embargo, el ejercicio de resistencia es fundamental como complemento en la prevención y control de la hipertensión. La adaptación cardiovascular mejora con ejercicios regulares de resistencia y se reduce la presión arterial en  estado de estrés y reposo. Y es que los deportes de resistencia moderados activan el corazón y el sistema circulatorio.

Actividades como caminar a paso ligero, hacer bicicleta estática, nadar, subir escaleras o incluso bailar, son ejemplos de ejercicios de resistencia que se sabe que además de mantener en forma el corazón, los pulmones, el sistema circulatorio y mejorar la aptitud física general, también tienen efectos beneficiosos para el cerebro.

Si el ejercicio tiende a reducir la presión arterial, debido a un fenómeno que se denomina hipotensión post-ejercicio,  especialmente beneficioso para las personas con hipertensión arterial, ¿como se explica que uno de cada cinco pacientes con hipertensión no hayan sido asesorados para hacer ejercicio?, se pregunta la revista. Y añade que aunque el estudio no ofrece una respuesta a esa pregunta, los médicos deben preguntarse a sí mismos si están recomendado el ejercicio como parte del tratamiento y si están dándole la importancia suficiente frente a otras pautas saludables.

“No es posible discernir a partir de este estudio si el asesoramiento aumenta la adherencia al ejercicio. Pero la hipertensión es tan frecuente que incluso un modesto efecto de los consejos sobre el comportamiento beneficiará a muchos pacientes. Claramente, estamos obligados a hacer saber a nuestros pacientes hipertensos que el ejercicio es beneficioso”.

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