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Escala de Botterell: hemorragia subaracnoidea

Escala de Botterell

Hola lectores de Tratamientoictus.com. Hoy vamos a hablar de la Escala de Botterell: hemorragia subaracnoidea.

La escala de Botterell es la medición más antiguapara evaluar la hemorragia subaracnoidea. Descrita por los canadienses Botterell y Lougheed del Hospital de Toronto.

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Tomado de http://slideplayer.es/slide/1676882/ Dr. Alejandro Vargas

Estudios sobre la Escala de Botterell

Se trata de una escala pronóstica de hemorragia subaracnoidea.

Botterell EH, Lougheed WM, Scot JW: Hypothermia and interruption of carotid and vertebral circulation in the surgical management on intracraneal aneurysm. J Neurosurg 1956;13:1.

Mooij JJ. Editorial: grading and decision-making in (aneurysmal) subarachnoid haemorrhage. Interv Neuroradiol. 2002;7(4):283-9.

 

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Vídeo Escala de Botterell

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Fármaco gallego para paliar las secuelas del ICTUS

Hola lectores de Tratamientoictus.com. Hoy vamos a compartir una buena noticia sobre un nuevo fármaco contra el Ictus.

Resultado de imagen de molécula CM352

 

En Laopinióncoruña.es podemos leer:

«Científicos del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra y del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) han demostrado la eficacia de un nuevo compuesto para el tratamiento de la hemorragia intracraneal. La molécula, denominada CM352, reduce el daño neurológico y mejora la recuperación funcional tras una hemorragia intracerebral.

El trabajo demuestra que detiene el sangrado intracraneal y reduce la inflamación, lo que conduce a unas lesiones cerebrales más pequeñas. Aunque sólo representa del 15 al 20% de los ictus, la hemorragia cerebral es una emergencia neurológica con una tasa de mortalidad del 30% y una de las primeras causas de discapacidad en adultos.»

CM352 Reduces Brain Damage and Improves Functional Recovery in a Rat Model of Intracerebral Hemorrhage

José A. Rodríguez, Tomás Sobrino, Esteban López‐Arias, Ana Ugarte, Juan A. Sánchez‐Arias, Alba Vieites‐Prado, Irene de Miguel, Julen Oyarzabal, José A. Páramo, Francisco Campos, Josune Orbe, José Castillo
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¿Son iguales todos los ictus?

Buenos días lectores de Tratamientoictus.com

Hoy vamos a responder a una pregunta que surge cuando su familiar sufre un accidente cerebrovascular o Ictus.

¿Son iguales todos los Ictus?

Lo primero que debéis saber es que el término Ictus engloba cualquier accidente de la sangre en el cerebro. Abarca patologías tan conocidas antiguamente como el derrame ccerebral o el trombo cerebral, apoplejía, ataque cerebral…

Como bien explican los profesionales de Ictus.sen.es:

«El ictus, por lo tanto, puede producirse tanto por una disminución importante del flujo sanguíneo que recibe una parte de nuestro cerebro como por la hemorragia originada por la rotura de un vaso cerebral. En el primer caso hablamos de ictus isquémicos; son los más frecuentes (hasta el 85% del total) y su consecuencia final es el infarto cerebral: situación irreversible que lleva a la muerte a las células cerebrales afectadas por la falta de aporte de oxígeno y nutrientes transportados por la sangre. En el segundo caso nos referimos a ictus hemorrágicos; son menos frecuentes, pero su mortalidad es considerablemente mayor. Como contrapartida, los supervivientes de un ictus hemorrágico suelen presentar, a medio plazo, secuelas menos graves.

Resultado de imagen de tipos de ictus

Fuente: http://chelomarmamaniquispe.blogspot.com.es/2013/10/ictus-trombosis.html

En relación a estas consideraciones, los médicos distinguimos varios tipos principales de ictus:

  • Ictus trombótico, aterotrombótico o trombosis cerebral. Es un ictus isquémico causado por un coágulo de sangre (trombo), formado en la pared de una arteria importante, que bloquea el paso de la sangre a una parte del cerebro.
  • Ictus embólico o embolia cerebral. Se trata de un ictus isquémico que, al igual que el trombótico, está originado por un coágulo de sangre; éste, sin embargo, se ha formado lejos del lugar de la obstrucción, normalmente en el corazón. A este coágulo lo denominamos émbolo.
  • Ictus hemodinámico. Dentro de los ictus isquémicos es el más infrecuente. El déficit de aporte sanguíneo se debe a un descenso en la presión sanguínea; esto ocurre, por ejemplo, cuando se produce una parada cardíaca o una arritmia grave, pero también puede ser debido a una situación de hipotensión arterial grave y mantenida.
  • Hemorragia intracerebral. Es el ictus hemorrágico más frecuente. Una arteria cerebral profunda se rompe y deja salir su contenido sanguíneo, que se esparce entre el tejido cerebral circundante, lo presiona y lo daña. La gravedad de este tipo de ictus reside no sólo en el daño local sino en el aumento de presión que origina dentro del cráneo, lo que afecta a la totalidad del encéfalo y pone en peligro la vida.
  • Hemorragia subaracnoidea. Es una hemorragia localizada entre la superficie del cerebro y la parte interna del cráneo. Su causa más frecuente es la rotura de un aneurisma arterial (porción anormalmente delgada de la pared de una arteria, que adopta forma de globo o saco).»

 

  • Si busca un equipo en Madrid para la neurorehabilitación a domicilio de su familiar contacte en el 654520362 con el Coordinador del equipo multidisciplinar (logopedia, fisioterapia, terapia ocupacional y psicología) de www.tratamientoictus.com. 

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Un 75% de los Ictus son en personas mayores de 65 años.

Hoy compartimos una noticia de medicinatv.com sobre el porcentaje de casos de Ictus mayores de 65 años.

«Un estudio del Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria (IDIAP) Jordi Gol ha analizado la mortalidad, el grado de dependencia, la supervivencia y los años potenciales de vida perdidos después de un episodio de ictus. Este estudio se ha impulsado desde la Unidad de Apoyo a la Investigación del IDIAP Jordi Gol en las Terres de l’Ebre.

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Se hizo un seguimiento de un total de 553 personas que sufrieron un primer episodio de ictus entre abril de 2006 y mayo de 2008, con una media de edad de 73 años, sobre una población de referencia de 130.649 personas, correspondiente a ocho áreas básicas de salud de las Terres de l’Ebre. En la fase inicial se hizo un estudio retrospectivo desde un año antes de sufrir el episodio hasta finalizar la primera fase de seguimiento el 31 de marzo de 2010. Aún hoy, se hace el seguimiento prospectivo y se ha ampliado con los nuevos episodios de ictus que han sufrido los participantes.

Se recogieron los datos a través de los registros de la consulta de atención primaria y de la búsqueda y localización de los pacientes en los registros hospitalarios generales y específicos del Código Ictus, entre otros. Se recogían tanto las variables clínicas, como la discapacidad residual y el estado vital de los pacientes incluidos en el estudio mediante el registro centralizado de defunciones y a partir de la información existente en los centros que intervienen en el proceso de atención a los pacientes con ictus (cuidadores a domicilio, centros de agudos y centros de convalecencia de larga duración). Todo este seguimiento de datos se cruzó con las diferentes variables analizadas en el estudio: incidencia, mortalidad, años potenciales de vida perdidos y supervivencia.

 

 

Los resultados

En el período de entre 75 años-84 años se concentra la frecuencia relativa más elevada de sufrir un ictus. El número de casos es similar entre hombres y mujeres en todos los grupos de edad, pero a partir del período de 75 años-84 años bajan los casos en los hombres mientras que en las mujeres se mantienen y se incrementan.

La hipertensión arterial no sólo representa el factor de riesgo cardiovascular más prevalente, sino que también es el que se asocia a mayor riesgo relativo (se multiplica por ocho) de sufrir un primer episodio de ictus, seguido por la fibrilación auricular (se multiplica por seis).

El código ictus se activó en el 32,5% de los casos, intra hospitalariamente en el 77,8%. La fibrinólisis (que es un tratamiento aplicable antes de 4h desde el inicio de los síntomas, con el objetivo de disolver el coágulo que ha ocasionado el problema, dado que el ictus es una obstrucción del riego sanguíneo en una zona del cerebro) se asocia a más supervivencia entre las mujeres (la incidencia de mortalidad en general fue 8,5/100 personas por año de seguimiento, en las mujeres fue de 4,2/100 casos por año de seguimiento, y en los hombres de 13,4/100 casos por año de seguimiento) y a un mejor pronóstico funcional (menos discapacidad residual).

Después del episodio de ictus, se observa un incremento significativo en la prevalencia de los factores de riesgo cardiovascular, especialmente: hipertensión arterial, fibrilación auricular y dislipemia.

En el primer año posterior al episodio, el 41,5% de los pacientes presentan algún grado de dependencia moderada; y hay una pérdida de independencia media del 27,3% en el valor de la escala de Barthel (la escala que valora la capacidad que tienen las personas para desarrollar autónomamente actividades de la vida diaria), que es más significativa entre las mujeres.

Un 26,6% de los pacientes murió durante el periodo de seguimiento (a lo largo de los 4 años), pero la probabilidad de morir fue superior en el primer año, donde se produjo el 59,2% de las muertes de todo el período de seguimiento.»

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